miércoles, 15 de julio de 2009

"Postales desde la tumba"

He sobrevivido. ¿Mi nombre?. Podría ser cualquiera: Muhamed, Ibrahim, Isak, no importa. Yo he sobrevivido, muchos otros no. He sobrevivido del mismo modo que ellos murieron. Entre mi supervivencia y su muerte no hay ninguna diferencia, porque permanezco vivo en un mundo que está marcado para siempre, indeleblemente, por su muerte. Procedo de Srebrenica. En realidad, procedo de otra parte, pero elegí ser de Srebrenica. Es el único lugar del que me atrevo a ser, igual que fue el único al que me atreví a ir, en un tiempo en el que no osé ir a ningún otro sitio. Precisamente por eso creo que el lugar de nacimiento, en comparación con el de la muerte, carece de importancia. El primero no dice nada sobre nosotros, es un mero dato geográfico; el lugar donde se muere, en cambio, lo dice todo sobre las convicciones, creencias y elecciones que hemos hecho y mantenido hasta el final, hasta el momento en que nos alcanza la muerte.

Quizá todo ésto es una equivocación; quizás, a pesar de todo, no se puede elegir el lugar donde se muere, igual que no se puede elegir el lugar donde se nace. Sin embargo, ellos murieron donde habían nacido, donde en los años de guerra habían buscado y encontrado refugio, donde habían vivido una agonía colectiva día tras día. Ellos eligieron Srebrenica para sobrevivir y eso hace su muerte aún más horrible.

"Postales desde la tumba"
Emir Suljagic

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